Medio centenar de ayuntamientos y comarcas aragonesas afectadas por el mejillón cebra, entre las que se encuentra la Ribera Baja del Ebro, criticaron el pasado 3 de octubre que la administración autonómica no se haya tomado en serio esta plaga hasta que ha llegado a Zaragoza y lamentaron asimismo que ahora la situación en muchas zonas sea ya irreversible.
Aunque hace más de dos años que se detectaron las primeras larvas en el embalse de Mequinenza, la aparición de adultos del mejillón cebra en Burgos, el País Vasco y La Rioja, además de larvas en el meandro de Ranillas, en Zaragoza, hizo que el 3 de octubre el director general de Medio Ambiente, Alberto Contreras, se reuniera con los ayuntamientos y comarcas potencialmente afectadas por la invasión de esta especie.
En el encuentro, el alcalde de Nonaspe, Joaquín Llop, municipio afectado en el embalse de Ribarroja, apuntó que «a lo mejor la Administración no ha hecho todo lo que podía haber hecho en principio». El edil recordó que en Fayón ya están afectados desde hace dos años, por lo que han contratado una empresa, que les cuesta más de 2.000 euros, para que los buzos limpien alrededor de las tomas.
La primera teniente de alcalde de Caspe, Prado Murillo, también criticó que no se hayan tomado medidas hasta que la plaga no ha llegado a Zaragoza. «El embalse está mucho más colonizado por el mejillón cebra de lo que la gente se imagina, una situación que comenzó hace dos años y que ya es irreversible», aseguró.
Contreras informó de que se estudiarán las áreas críticas en la cuenca del Ebro y afirmó que se abrirá una línea de subvenciones para que los ayuntamientos puedan cambiar las conducciones de agua.
Algunos ayuntamientos se mostraron preocupados por la posible suspensión de las actividades acuáticas deportivas como medida preventiva para evitar la propagación del mejillón cebra, algo que aclaró de forma tajante el director general de Medio Ambiente. «La pesca y las actividades turísticas con embarcaciones son para nosotros un tema de máxima potenciación y por eso vamos a colaborar en lo que podamos tanto con la Federación Aragonesa de Pesca, como con el sector turístico. Por lo tanto, no tienen que preocuparse porque se tomen medidas unilaterales, porque nunca las tomaremos. No podemos acabar con este sector socioeconómico», garantizó Contreras.
Unos días más tarde, España pidió ayuda a la Unión Europea para frenar la expansión del mejillón cebra en la cuenca del Ebro, mediante la creación de un marco comunitario destinado a prevenir y mitigar los daños derivados de esa plaga.
El consejero de Medio Ambiente de Aragón, Alfredo Boné, planteó la petición en un Consejo de ministros de la UE en el que acompañó a la ministra Cristina Narbona en representación de las Comunidades Autónomas españolas.
Boné habló de la expansión de especies invasoras alóctonas, «la segunda causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial, sólo por detrás de la destrucción o alteración de los hábitats naturales y responsable del 40 por ciento de las desapariciones de especies animales ocurridas en los últimos cinco siglos».
Uso de depredadores
Por otra parte, el secretario general de Territorio y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Antonio Serrano, anunció que una de las líneas de investigación sobre el molusco invasor que la Administración central financiará el próximo año con cargo a su fondo de Investigación y Desarrollo tendrá como objetivo buscar «posibles elementos que ayuden a su desaparición». Entre las posibilidades, destacó dos: una, la identificación de «especies que se alimenten de él y no generen daños» en los ecosistemas por los que se está expandiendo el animal; otra, buscar algún «tratamiento que impida su reproducción».
Serrano explicó que los Presupuestos Generales del Estado para el año que vienen asignan una partida de un millón de euros al Ministerio de Medio Ambiente para crear ese fondo, con cargo al cual podrá solicitarse financiación para desarrollar estudios relacionados con esta especie invasora de molusco.