El pasado viernes 31 de julio, una gran tormenta de verano, más parecida a un huracán, arrasaba varias partes de nuestro municipio.
Los pocos minutos de duración, fueron suficientes para derribar paredes en el campo de fútbol, redes y banquillos, tirar decenas de árboles, vallas en piscinas, tejados de viviendas y de naves, antenas de televisión…
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Los destrozos, que están pendiente de valoración definitiva, ascienden a varios miles de euros en instalaciones municipales, además de todos los daños ocasionados en propiedades particulares.
En estos momentos se trabaja para volver a la normalidad y en breve, se va a solicitar la declaración de zona catastrófica.