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Quinto debe su nombre y fundación a los romanos, y en concreto al quinto miliario de la vía romana Celsa-Caesaraugusta. Desde esa época Quinto ha sido uno de los pueblos más importantes de la comarca, siendo hoy su capital administrativa.
En la Edad Media convivieron en sus calles cristianos, judíos y musulmanes. Buena prueba de ello es su antigua Iglesia de la Asunción (declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001) en el paraje denominado “Cerro de la Corona” y conocido popularmente como “el Piquete”. Construida en el s. XV en estilo mudéjar, se levanta majestuosa en la parte más alta del pueblo, dominando todo el caserío. Los trabajos de restauración de la iglesia han sacado a la luz decenas de enterramientos con cuerpos del siglo XVIII momificados, algunos de los cuales serán expuestos en el Museo de Momias ubicado en el mismo lugar.
Un agradable paseo por su sinuoso urbanismo de origen morisco transporta al caminante a otras épocas en las que la convivencia de varias culturas estaba a la orden del día.
Lo más singular son sus portales: san Roque, san Antón y san Miguel. De origen medieval, su misión era controlar el acceso a la localidad. En su parte alta disponen de una capilla dedicada a un santo al que los vecinos encomendaban la seguridad de la villa.
En su paseo no podemos dejar de visitar la “Casa del Cura”, que es uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil renacentista de la comarca, construido en 1581 por encargo de Agustín Porroche, rector de la Iglesia de Quinto]. El edificio se encuentra en fase de avanzado deterioro, y únicamente se conservan sus fachadas].
Ya en el exterior del casco urbano, merece la pena acercarse a las ermitas de Nuestra Señora de Bonastre y Nuestra Señora de Matamala desde las que podremos contemplar unas bellas vistas.
No debemos olvidar las tradiciones populares que inundan Quinto, y entre ellas su dance, elemento singular e identitario, recuperado en los años 80 gracias al trabajo desinteresado de algunos vecinos.
Al piadoso y devoto caminante le interesará conocer que en esta villa confluyen los dos ramales del Camino Jacobeo del Ebro. Aquí el camino se hace único hasta conectar en Logroño con el Camino Real Francés.
Te invitamos a recorrer las calles de Quinto, sus rincones y sus principales monumentos.
Quinto owes its name and its foundation to the Romans, and in particular to the fifth milestone (Quintus in Latin) in the roman road from Celsa to Caesaraugusta. Since that age Quinto has been one of the most important villages of the region, nowadays its administrative capital.
During the Middle Age Christians, Jews and Muslims coexisted in its streets. Clear proof of that is the old church of the Assumption (World Heritage Site by UNESCO since 2001) on “La Corona” hill, popularly known as “el Piquete”. Built during the XV century in Mudéjar style, it stands majestically above the highest part of the village, dominating all the houses. The restoration works in this church have brought to light tens of burials with VXIII c. mummified bodies, some of whom will be exhibited in the Mummies Museum, located in this same place.
A pleasant walk through its sinuous urbanism of Moorish origin transports the traveller to other times in which the coexistence of several cultures was the order of the day.
Its three gates are the most peculiar constructions: St Roch, St Anthony the Great and St Michael. With a medieval origin, its mission was to control the entrance to the village. On the upper floor they have a chapel dedicated to a saint to which the local residents could commend the security of the village.
Strolling through the village we can’t miss «Casa del Cura», one of the best examples of Renaissance civil architecture in the region, built in 1581 by commission of Agustín Porroche, rector of the Church of Quinto. The building is in a state of advanced deterioration, and only its façades are preserved.
Once outside the village, it is worth to visit the hermitages of Our Lady of Bonastre and Our Lady of Matamala, from which we can contemplate some beautiful views.
We must not forget the popular traditions that flood Quinto, and among them his dance, singular element and identity, recovered in the 80’s thanks to the selfless work of some local residents.
The pious and devout walkers will be interested to know that in this village the two branches of the Jacobean Road of the Ebro. Here the road becomes unique until connecting in Logroño with the French Royal Road.
We invite you to tour the streets of Quinto, its corners and its main monuments.