Las noticias sobre el terremoto de Haití no dejan de asombrarnos cada minuto. Decenas de miles de muertos, desaparecidos… en la más absoluta pobreza.
Son muchas las ONG que han comenzado a mandar ayudas así como a solicitar apoyos económicos a los habitantes de todos los países.
Desde Quinto, sumándonos a la campaña «1 habitante – 1€» nos sentimos en el deber de poner sobre la mesa nuestro pequeño grano de arena.
Las trasferencias se pueden hacer a decenas de ONGs. Lo más sencillo es acudir a las cajas de la localidad y consultar que fórmulas existen.
Si cada quintano aportamos 1€, podemos sumar más de 2.000€ que serán de gran ayuda, teniendo en cuenta que cada haitiano pasa cada día con sólo dos €uros.
Noticia correspondiente al diario «El País»
La tan esperada y necesitada ayuda ha comenzado a llegar a Haití casi 48 horas después del terremoto que devastó la capital, Puerto Príncipe, y que pudo haber dejado decenas de miles de muertos. Imágenes procedentes del país comienzan a mostrar el verdadero horror con centenares de cadáveres apilados en los hospitales y calles, mientras se busca desesperadamente a supervivientes de la peor tragedia que ha sacudido a América Latina en este siglo.
La Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) ha constatado ya la llegada de los primeros envíos de emergencia en aviones de Francia, Venezuela y China, pese a que el aterrizaje en al aeropuerto de Puerto Príncipe debe hacerse «a ojo» porque la torre de control sigue sin estar operativa, según la ONU.
La comunidad internacional está respondiendo. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha anunciado hoy que dará 100 millones de dólares (69 millones de euros) en ayuda de forma inmediata para tratar de paliar los efectos del devastador terremoto. Acompañado por varios miembros de su administración, el presidente estadounidense ha prometido a los haitianos «que mucha más ayuda va en camino» y ha confirmado que el primer contingente de equipos médicos y de rescate ya han llegado a Puerto Príncipe.
En una de las operaciones de ayuda por desastres más grandes de la historia de Estados Unidos, Obama ha confirmado el envío de una unidad de Marines -entre 2.000 y 2.200 efectivos-, un portaviones y un buque hospital, poco después de los anuncios de su gabinete del envío de 300 miembros de personal médico y 3.500 soldados del Ejército para ayudar en las operaciones de ayuda y seguridad. «No os abandonaremos, no seréis olvidados», ha asegurado Obama en un emotivo anuncio televisado. A la ayuda estadounidense se suma también la de 100 millones de dólares que ha puesto de forma inmediata el Fondo Monetario Internacional para la reconstrucción de la asolada capital.
«La primera tanda de nuestros equipos de rescate y asistencia están sobre el terreno y trabajando», ha dicho Obama, quien ha agregado que ahora mismo la máxima prioridad de su Gobierno es la seguridad de los cerca de 45.000 estadounidenses que se encuentran en Haití.
Las autoridades haitianas temen que decenas de miles de personas hayan muerto sepultadas bajo los escombros de los cientos de edificios -viviendas, escuelas y hospitales- que se vinieron abajo como castillos de naipes en Puerto Príncipe, azotadas por el terremoto que asoló Haití el martes por la noche y que ya se considera el más destructivo de los últimos 200 años en la isla caribeña. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, ha señalado a la cadena NBC que hay «decenas de miles de muertos y que miles de edificios se han derrumbado». Clinton, además, ha anunciado que la administración Obama ofrecerá ayuda a Haití «a largo plazo».
Búsqueda de supervivientes
Según la Cruz Roja, se calcula que entre 40.000 y 50.000 personas han perdido la vida mientras unas tres millones han resultado damnificadas tras el terremoto de 7,0 grados que sacudió el martes la empobrecida capital de Haití y sus alrededores, donde viven unas cuatro millones de personas.
Mientras prosigue a duras penas la búsqueda de supervivientes en una de las naciones con menos recursos del planeta, una multitud desorientada se ha apoderado de las calles, sumidas en el caos, de la capital haitiana. Muchos son los que, presos del pánico y de la histeria, piden a gritos la llegada de ayuda internacional para socorrer a las víctimas atrapadas entre las ruinas de una ciudad donde viven cuatro de los diez millones de haitianos y que desde el martes tiene un aspecto fantasmagórico.
Hoy, la embajada española en Haití ha confirmado que 75 españoles han sido localizados, algunos con heridas leves, de los 111 que conforman la colonia en ese país. Una fuente oficial ha confirmado a EL PAÍS que una subinspectora de la Policía Nacional está entre los desaparecidos.
Por su parte, desde Nueva York, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha confirmado que de momento la cifra de personal militar y policial en la misión de paz en Haití que ha muerto es de 22, mientras que los desaparecidos ascienden a 150.
Clamor por ayuda
Un joven haitiano ha suplicado en inglés a un reportero de Reuters: «Está muriendo muchísima gente. Necesitamos ayuda internacional… no hay servicios de emergencia, no hay comida, no hay teléfono, no hay agua, no hay nada». Los cadáveres han empezado a llenar las calles de Puerto Príncipe, lo que también hace temer la irrupción de enfermedades y epidemias. Cada pocos metros, en cada recodo, aparecen grupos de cadáveres amontonados. Algunos yacen tendidos en una esquina y otros muchos son depositados en grandes camiones con destino al cementerio.
Los que sobrevivieron a los temblores tampoco están a salvo, puesto que Puerto Príncipe sigue sufriendo sacudidas, aunque de menor intensidad que los cuatro temblores que instalaron el caos y la muerte en la rutina de esta ciudad. Miles de personas se afanan en rescatar supervivientes pero también en sacar a la superficie los cadáveres. La mayoría sólo cuenta con sus manos desnudas para llegar hasta los atrapados, por lo que la posibilidad de rescatar a personas con vida disminuye a gran velocidad a cada minuto que pasa.
Junto al polvo, enseguida ha aflorado de las entrañas de la urbe una lacerante letanía de gritos de dolor y desesperación. «Por favor, sáquenme de aquí, me muero. Tengo a dos niños conmigo», gritaba una mujer desesperada bajo los escombros de un jardín de infancia en la zona de Canape-Vert de la capital, según pudo escuchar un periodista de Reuters.
Al caer la noche, los gritos se convirtieron en muchos casos en cantos y rezos, según coinciden varios testimonios. «Un sonido conmovedor en el medio de una tragedia horrible», según escribía Troy Livesay, un bloguero que vive en la capital haitiana. «Se escuchan por las calles oraciones de agradecimiento de los que han sobrevivido», decía Riccardo Conti, delegado en Haití del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Préval: «Es inimaginable»
A falta de cifras fiables sobre el número de víctimas, el presidente de Haití, René Préval, en sus primeras declaraciones después de la catástrofe, ha dicho: «Por ahora, he escuchado que son 50.000 los muertos… quizá sólo 30.000», ha dicho sin precisar qué organismo o ONG le ha brindado esos cálculos. «Es inimaginable. Hay que verlo para creerlo», ha añadido durante una entrevista con el periódico estadounidense Miami Herald. «El Parlamento se ha derrumbado, también la oficina de impuestos. La misma suerte han corrido hospitales y escuelas», ha dicho.
El primer ministro, Jean Max Bellerive, ha cifrado «en más de 100.000» los fallecidos a causa del terremoto. El baile de cifras es un reflejo del caos que vive el país, 24 horas después de la catástrofe que ha sumido a Haití en la desesperación.
Haití, incomunicada
El hundimiento de las infraestructuras de telecomunicación hacía ayer casi imposible comunicar con Haití, tanto por teléfonos fijos cómo por móviles. Organizaciones no gubernamentales y cancillerías de medio mundo lograron a duras penas contactar con su personal en Haití y declinaban facilitar el contacto a los medios para no atascar las líneas y salvaguardar la preciosa carga de las baterías de móviles y ordenadores. El fallo de las telecomunicaciones contribuyó a agravar el desastre de las ya de por sí escasas estructuras de sanidad del país caribeño.
Pilar Palomino, delegada de Cruz Roja Española en Haití y República Dominicana, describía en conversación telefónica desde Santo Domingo algunos rasgos de la dramática situación haitiana. «Las carreteras están en pésimo estado y estamos esperando a que nos den indicaciones para salir con un convoy hacia allá», dijo Palomino.
«Nos dicen que gran parte de los hospitales están derrumbados o inutilizables, y que los pocos abiertos han tenido que cerrar sus puertas ante la presión insostenible de la gente que quería atención para sí o sus familiares. Cerraron puertas para poder atender con un mínimo de calma a los heridos que ya estaban dentro. La red de acueductos se ha derrumbado. También nos relatan algunas escenas de pillajes y robos. La gente deambula por las calles sin saber adónde ir. De momento no nos consta que haya grandes aglomeraciones de personas, la gente está desperdigada y se suele quedar cerca de sus casas. Hay mucha tensión en las calles».