Quinto tiene origen romano. El topónimo Quinto, viene de la palabra latina quintus, que significa el quinto. Se refiere al quinto miliario de la vía romana que iba desde Celsa (Velilla de Ebro) a Caesaraugusta (Zaragoza). Parece que en torno al quinto miliario de esta vía, la administración romana estableció algún tipo de servicio militar, que dio origen a un núcleo de población que recibió el nombre del miliario: Quinto. A pesar de las pocas noticias de que disponemos, podemos afirmar que Quinto fue una localidad musulmana. En Quinto nació Abdallah Ben Isa,jurisconsulto árabe, del que se sabe que escribió obras de Derecho que se han perdido. Murió en Valencia en el año 1135. A mediados del siglo XIX, el historiador P. Madoz relata que el cerro en el que se asienta la antigua parroquial de Quinto «sirvió en tiempo de los árabes de formidable fuerte, conservándose todavía por N. Y S. de dicho cabezo los cimientos de sus antiguos torreones».
Sin embargo la fecha más antigua en la que aparece documentado el topónimo Quinto es 1118, que corresponde a la fecha de su conquista por Alfonso I. Un documento de 1149 recoge el acuerdo de los vecinos de Fuentes según el cual éstos se comprometen a donar al señor de Fuentes, don García Ortiz, un día de agua, de cada dieciséis de los que les corresponden. Al final del documento el notario tras la data del mismo (agosto de 1149), añade: » et fuit illa acechia de Quinto aperta et populata» ( y fue la acequia de Quinto abierta y poblada), es decir, colonizada la zona.
Castillo de Matamala
El documento resulta especialmente importante para el pueblo de Quinto, pues al proporcionar la fecha en la que la acequia se pone en servicio con la consiguiente repoblación de cristianos, nos está informando del momento histórico en que en Quinto se echan los cimientos del pueblo agrícola que ha sido a lo largo de la historia hasta nuestros días. Por unos documentos de 1182 y 1204 referentes a compra-venta de campos en la huerta, se pone de manifiesto la importante actividad agrícola que se desarrolla por esas fechas en la localidad. También informan, indirectamente, de que los cultivos preferentes eran la viña y el olivar.
A medida que Quinto se consolida como pueblo agrícola, va adquiriendo también importancia político-estratégica. Esto se percibe por la relevancia de los señores feudales a los que perteneció la localidad a partir de esta época.
El primer señor temporal de Quinto del que tenemos noticia documentada es Atorella Ortiz , hijo de don Pedro Ortiz. El rey Pedro II se le concedió. Este personaje pertenece a una de las familias más importantes del reino tras la reconquista. Atorella fue un gran compañero de armas del rey Pedro II. Asistió a las Cortes de Aragón que Jaime I convocó en Monzón (1236). En 1223 Atorella legó el lugar de Quinto a su hijaElfa . Quinto siguió perteneciendo a esta familia hasta mediados del siglo XIV, en que a través de Urraca Sánchez de Huerta , esposa del último Atorella Ortiz, pasa a la poderosísima familia de los Luna. La tumba de este Atorella se halla al pie del presbiterio de la antigua parroquial de la Asunción.
A través de don Artal de Luna , rico hombre y Gobernador General de Aragón, su hijo , don Lope de Luna , heredó la baronía de Quinto. Pero a partir de su elevación a Conde en 1348 por concesión del rey Pedro IV, la baronía se integra en el nuevo condado de Luna. Años más tarde, siendo rey Martín I, éste concedió el condado de Luna a su nieto (ilegítimo) don Fadrique, del que se hizo cargo sobre 1412, siendo todavía un niño de nueve años. Fue el nuevo señor de Quinto, aunque residió en la ciudad de Segorbe y posteriormente en la corte (Barcelona). En febrero del año 1430, fue desposeído del condado por el rey Alfonso V, ante el que se había rebelado.
Es en este período sobre 1414 cuando se inicia la construcción de la antigua iglesia parroquial de la Asunción, de estilo mudéjar.
Un año después, el 21 de Marzo de 1431, el monarca vende el pueblo de Quinto (junto con Gelsa, Velilla, Matamala y Alforque) a su vicecanciller, Juan de Funes, por el precio de mil florines, o según otras fuentes, por 17.000 florines de oro. Fallecidos Juan de Funes y su hijo Ramiro de Funes, la baronía de Quinto pasa a Contesina de Funes . Era esposa de Juan de Villalpando. Unos años más tarde, en 1465, Quinto pertenece a su esposo Juan Pérez de Villalpando, pues aparece documentado como señor de la baronía de Quinto. A partir de entonces Quinto pertenecerá a la familia Villalpando Funes (o Funes Villalpando, que de ambas formas aparece en los documentos), hasta el último cuarto del siglo XVII.
La expulsión de los judíos. El 31 de marzo de 1492 el rey Fernando II de Aragón (Fernando el Católico) firma una comisión para el embargo e inventario de los bienes de los judíos expulsados; una de las copias va dirigida a don Francisco de Funes y Villalpando, señor de la villa y baronía de Quinto, que recibe otra carta regia fechada el mismo día con la orden de publicación del edicto de expulsión y la prestación de ayuda a los comisarios encargados del secuestro de bienes. El motivo principal de este correo al señor de la villa es la existencia en Quinto de una aljama judía de señorío nobiliario.
En 1684 se rompe la sucesión familiar cuando muere sin hijos varones un descendiente de los Funes, el III Barón de Osera. Entonces pasa a los Villalpando Atarés (Condes de Atarés) que serán los nuevos señores de la localidad. En 1802 aparece como señora de Quinto, con el titulo de Baronesa, Eugenia de Montijo.
Pero antes ocurrieron dos acontecimientos en los que se vio involucrado el pueblo de Quinto.
Así pese a que la mayoría de los aragoneses se inclinaron en la Guerra de Sucesión a favor de don Carlos, Archiduque de Austria, el señorío de Quinto se inclinó por los Borbones. Por ello, Felipe V vencedor de la disputa dinástica, le concedió a Quinto el título de «lealísima Villa», como indicaba un azulejo existente hace décadas en la fachada de la antigua iglesia parroquial, que leía: «El día quinto del mes quinto del año quinto entró en Quinto Felipe V». Según esto el referido rey visitó la localidad el 5 de mayo del año 1705, el quinto tras su proclamación como rey.
La Guerra de la Independencia contra Napoleón afectó indirectamente a Quinto. Había en el ayuntamiento una colección de unas treinta cartas de los años 1808 a 1811 dirigidas por jefes militares del ejército francés al alcalde de Quinto, en las que se le pide su colaboración. Una de estas cartas, traducida del francés, dice: 5º Cuerpo de la GRAN ARMADA de ESPAÑA 14 de Abril de 1809 En el cuartel General de Zaragoza -14 de Abril de 1809- El comisario Ordenante en Jefe de la 3ª y 5ª división del Cuerpo invita y requiere al Señor Alcalde de Quinto que tenga a bien proporcionar al Señor Fournier doscientas raciones de paja y cebada, para el abastecimiento de sus mulas. Tomará la cantidad de recipientes que necesite. El ordenante en Jefe (Firma ilegible)
Más incidencia tuvo en la localidad la Guerra Carlista. Quinto fue área controlada por las partidas carlistas en la Primera Guerra Carlista (1833-1834); se produjeron asedios y sitios en 1835-1836. En 1835 un ejército de 800 infantes y 250 jinetes, al mando del carlista Manuel Añón, tomó Quinto a las diez de la mañana del 28 de diciembre. Fueron saqueadas algunas casas de los liberales más comprometidos en la causa de la reina y tras exigir al pueblo una contribución de 6000 reales, continuaron, a las dos de la tarde, hacia Codo y Belchite.
En 1836, para la defensa de la localidad, se formaron tres compañías de la Guardia Nacional en esta villa. En 1839 el pueblo pasó grandes apuros a causa de los pedidos que se le hacían para mantenimiento de personas y de caballerías tanto por parte de los Carlistas como de los Liberales y, además, para pagar los rescates de algunos de los principales contribuyentes de la localidad que habían sido tomados como rehenes.